¿Cómo saber cuándo ir al psicólogo?

¿Cómo saber cuándo ir al psicólogo?

¿Esto que me pasa es motivo para ir al psicòlogo?

Retrasamos el momento de pedir ayuda hasta encontrarnos al límite. Para muchas personas, los prejuicios sobre ir al psicólogo están presentes todavía. Es posible que no nos guste comentar que hemos empezado a ir o no acabar de dar el paso y pensar “tan mal no estoy”. Nos convencemos con frases como esta, nos ponemos excusas pues no lo acabamos de ver tan normal como ir al médico, al nutricionista o al fisioterapeuta. 

Ir al psicólogo supone aceptar que algo nos está pasando, que necesitamos ayuda y que vas a abrirte a otra persona.

Todo esto, está envuelto en tabúes en la sociedad en la que vivimos. Vemos el hecho de reconocer nuestros problemas y de pedir ayuda como un signo de debilidad. Y la debilidad, no esta bien vista.

Vale la pena reflexionar sobre esto. Pedir ayuda no es una muestra de debilidad, sino más bien de madurez y capacidad para notar que no nos sentimos bien y querer mejorar nuestra salud.

Por otro lado, podríamos replantearnos esa debilidad y ver que todos somos vulnerables. No somos ajenos a las cosas que nos pasan, y todo esto sube y baja. Por eso pueden llegar momentos en que factores internos y externos nos superen y necesitemos ayuda para recuperar o mejorar nuestros recursos de afrontamiento.

Entonces, ¿Cómo sé que necesito ir al psicólogo?

Todas las personas experimentamos momentos difíciles. Problemas de pareja, el trabajo, los hijos, los padres, los estudios o simplemente consigo mismos. Los pensamientos y las emociones aparecen, podemos sentir miedo, ansiedad, tristeza, rabia… Todo esto es normal, siempre y cuando no nos sintamos desbordados. Cuando estas sensaciones se alargan mucho en el tiempo, son muy intensas y/o suceden en momentos en los que la razón no encuentra sentido, necesitamos ayuda. 

Hay ciertas señales que pueden hacerte ver que necesitas este apoyo: dificultad para dormir, cambios de humor, apatía, consumo de tóxicos, cambios en la alimentación, desgana para hacer cosas que antes te gustaban o incluso cuando tus personas más cercanas te dicen que han notado un cambio en ti, que estás más irascible, más nervioso, más apagado, etc.

En los momentos que crees que has probado todo pero sigues sin avanzar, cuando te ha sucedido algo para lo que sientes que no estabas preparada y no sabes cómo gestionarlo, es entonces cuando necesitas ayuda.

Una de las metáforas que me gusta usar es la del psicólogo como guía.

Tú conoces el terreno, pero se ha hecho de noche y necesitas llegar a tu camino. Es aquí donde aparece el guía que va enfocando con su linterna a los lugares clave, nuevos o conocidos, para darte otra perspectiva y que puedas encontrar o reencontrar el camino. Tu eres el experto en tu vida. El psicólogo te puede ayudar a adquirir nuevas herramientas desde la ciencia, la empatía y el no juzgar.



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