Quien mira hacia fuera sueña

Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia dentro despierta
Siempre me ha gustado esta frase.
Nos empeñamos en mirar hacia fuera. Buscamos las respuestas en otras personas, en los amigos, los compañeros, la pareja, los padres, en las personas que admiramos, en famosos, en esa/ese influencer que todo lo sabe, que todo le queda bien y que todo le sale bien… pero solo es lo que parece, porque, ¿Quien quiere enseñar sus “malos” momentos?
Las redes sociales pueden ser una ventana de aire fresco, que nos mantienen conectados, como seres sociales que somos, y nos inspiran, pero también pueden generar más contaminación que una gran ciudad en hora punta.
Sentirse triste, tener miedo, sentirse ansioso, es normal. Si, se que ya lo sabes, pero en el fondo, inconscientemente, no lo tenemos tan claro.
La sociedad nos empuja a que tenemos que ser felices constantemente, ese es nuestro objetivo.
Pero la realidad es que no estamos hechos para solo sentir emociones agradables que nos den chutes de felicidad constante.
Aceptación. Aceptar que las emociones no son algo estable y permanente, fluctúan, forman parte de ciclos, y eso es lo natural. Tenemos días que nuestras emociones nos dan energía, nos ayudan a “comernos el mundo” y otros en los que nos ayudan a bajar el ritmo, quedarnos en pijama, reflexionar, ver películas en bucle o pedir ayuda… y nos lo tenemos que permitir.
Mirar hacia dentro, escucharte, qué piensas, que afirmas, que te dices ¿Qué necesitas? Sin culpabilizarte por dudar, por sentirte insegur@, por ser negativo, por no ser productivo…
La vida son etapas pero también son ciclos mucho más cortos, que acaban y empiezan otros nuevos. Fluir en tu ciclo, no significa conformarte y estancarte, sino aceptar que estás en ese momento y aceptar que acabará.